The Legend of Zelda: Breath of the Wild

Reseña de The Legend of Zelda: Breath of the Wild

Genero: Acción, Rol, No lineal

Modo de juego: Un jugador

Peso: 7.5 gbs

Idioma: multilenguaje

Pagina oficial: https://www.zelda.com/breath-of-the-wild/es/

La historia de ‘The Legend of Zelda: Breath of the Wild’ da comienzo con Link despertando de un sueño de cien años. Desorientado y con la única ayuda de una voz que le guía en sus primeros pasos, el protagonista de esta historia empieza a ser consciente de que el mal reina en Hyrule y de que, tal y como ya intentó cien años atrás con la ayuda de la princesa Zelda y de otros cuatro elegidos, deberá acabar con él.

Este es el punto de partida de un Zelda que viene con ganas de romper esquemas. Un Zelda que seguirá gustando a los fans de la saga, pero que a buen seguro conseguirá levantar más de una ceja y de dos entre los más conservadores. Se podría decir que es el Zelda menos Zelda de todos, por muy extraño que pueda sonar.

Para empezar, ‘The Legend of Zelda: Breath of the Wild’ es un sandbox. Nintendo ha decidido probar suerte en este terreno y, por primera vez en la historia de Zelda, la libertad de acción en un enorme mundo abierto es total desde el primer minuto. Un mundo gigantesco que en sí mismo es una mazmorra repleta de enigmas por resolver y que, a su vez, esconde otras mazmorras, santuarios y pruebas de todo tipo y envergadura.

Un mundo vivo y salvaje que puede llegar a ser abrumador. ¿Recordáis todos esos vídeos con gameplay que Nintendo ha ido mostrando durante los últimos meses? Todos tenían lugar en una única ubicación, pero sucedían muchas cosas en ellos. Para que os hagáis una idea inicial del tamaño del juego, os puedo decir que esa primera área es una especie de megatutorial bien camuflado que os puede llevar un mínimo de cuatro o cinco horas.

Será aquí donde experimentaremos por primera vez una sensación que no nos abandonará durante todo el juego: la de que hemos hecho muchas cosas pero que, a la vez, no hemos visto nada. El juego consigue que en todo momento seamos conscientes de que lo que hemos vivido no es más que el principio, una pequeña parte de algo que va a seguir creciendo hasta límites insospechados.

‘The Legend of Zelda: Breath of the Wild’ es un juego capaz de despertar esa cálida sensación de maravilla y descubrimiento que llevamos en nuestro interior. Su mundo respira vida. Subir una montaña con el sol poniéndose en el horizonte para descubrir un lago en el que un grupo de bellas aves bebe tranquilamente, observar una verde llanura salpicada de flores de vivos colores que se pierde en el infinito o trepar por un gran árbol sólo para comprobar qué se ve desde su copa, qué se siente, son unos pocos ejemplos de lo que vamos a poder (y querer) hacer.

Conoceremos a muchos personajes también. Desde viajeros con sus propias motivaciones hasta vendedores, agricultores, guardias, niños… Podremos entablar conversaciones con todos ellos y, si decidimos escuchar lo que tienen que decir, nos haremos una mejor idea de sus costumbres y de su forma de entender todo lo que está sucediendo a su alrededor. Muchos de ellos nos darán misiones secundarias, y otros nos ofrecerán pistas que podrían llevarnos hasta objetos buscados, pruebas heroicas y más. En este sentido, tanto estos diálogos como los textos que encontraremos repartidos en libros y diarios, me han parecido interesantes y nada aburridos. Apetece hablar con los personajes que se van cruzando en nuestro camino.

Un camino que podremos hacer a pie, pero también a caballo e incluso sobrevolando zonas a gran altura gracias a nuestra paravela. De hecho en ‘The Legend of Zelda: Breath of the Wild’ tenemos la posibilidad, y diría que hasta el deber en algunos casos, de trepar por casi cualquier superficie. Es una gozada toparse con la pared de una montaña y poder escalarla para otear el horizonte desde un punto alto que nos permita detectar puntos de interés. O simplemente para que la puesta de sol nos deje con la boca abierta. Porque el nuevo Zelda es bello, muy bello.



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